domingo, 30 de agosto de 2009

Mirando hacia el pasado...

Hay veces que conviene hacer un alto en el camino para descansar, relajar los músculos y sentir lo que nos rodea, admirar nuestro alrededor, saber qué llevamos en nuestra mochila para ver si necesitamos más o menos equipaje. Cariño, comprensión, amor, amistad…, nunca debe de faltar. La soberbia, ambición, maldad, hay que procurar que no nos tiente y desecharla cada vez que se nos presente, por ello, hay que echar la vista atrás y ver el camino recorrido, lo que llevamos andado, los obstáculos que nos hemos encontrado para recordar quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Yo vengo de un lugar algo alejado de donde me encuentro. Mis raíces son andaluzas por las dos partes hasta donde mis padres y abuelos logran recordar.
Mis padres son los últimos en mantener el recuerdo vivo pues pasan mucho tiempo en sus tierras ahora que la vida se lo ha permitido. Se empeñan en que sus orígenes no queden en el olvido. Es una lucha solitaria en la que nosotros no formaremos parte.
Es bonito recordar los veranos vividos año tras año en el pueblo. Mis recuerdos son de bien pequeña con hijos de primos de mis padres y de ahí para atrás. Toda la familia “cercana” se mudó para otras partes en busca de su destino.
Mis padres nos han tenido viviendo su sueño hasta que han comprendido que una vez fuera de su hogar nuestros caminos se bifurcan para otros lugares, que ya no somos esos niños que vieron nacer y que de nuestro árbol han salido otras ramas.
El pueblo ha formado gran parte de mi historia personal. Cada verano empezaba un curso con nuevas ilusiones pues todo lo que aprendí allí era maravilloso. Lo que no hacía en once meses lo hacía en un mes. Vivía esas semanas intensamente, las mejores de toda mi vida.
Pero ya no es lo mismo. Las personas que formaron parte de esas historias no siguen mi destino ni yo el de ellos. Tantas historias vividas y tan buenos recuerdos, que sólo queda en eso.
Es bonito pasar unos días para recordar viejas historias, pero tan sólo unos días.
No sé hasta cuanto tiempo mis padres seguirán aferrados a su pasado el cual quieren convertir en su futuro. Creo que es la primera vez que les veo vivir un sueño…, su sueño. Por ello, aunque me duela, he de aceptarlo.



A pocos días de nuestra llegada mi madre nos preparó algo que no probaba desde hará bastantes años, el ajoblanco. Este lo preparé yo junto a sus explicaciones y pensaba que sería más complicado, pero lejos de la realidad. Estaría todo el día preparando este gazpacho blanco, pero va a ser que no porque además de ser muy pesado la báscula no me lo perdonaría.
Como cada plato que prepara ella, todo es a ojo y a falta de un peso de cocina fotografié cada ingrediente. Allá ustedes con vuestr intuición, espero que os salga tan bueno como el que nos resultó.




Ingredientes

  • Un puñado de almendras crudas peladas (véase imagen 1) Si no fuera posible conseguirlas así, se compran con piel, sin tostar, se pone en remojo toda la noche para que al día siguiente nos sea más fácil pelar.
  • 2 Dientes de ajo pelados (Imagen 2)
  • Harina de habas ( Imagen 3). Donde me encuentro ahora mismo es casi imposible encontrar este tipo de harinas. Tan sólo en el pueblo la he visto. Pero mi madre, tan apurada que me encontraba, me dijo que las comprara secas, que las dejara en remojo toda una noche y que al día siguiente, después de escurrirlas las triturara bien finas con la batidora. Creo que no es lo mismo, pero si alguien desea probar, ya me contará.
  • Aceite de girasol.
  • Sal y vinagre a gusto
  • Dos litros de agua bien fría. Si al terminar el gazpacho lo queremos más frío, se le añade unos cubitos de hielo.

    Preparación

  • En el vaso de la batidora ponemos las almendras, junto a los ajos y la harina de habas. Le añadimos una cucharada sopera de sal y dos chorros de vinagre de vino. Trituramos bien. Veremos que se forma una pasta.
  • Le añadimos aceite de girasol, como si fuéramos a preparar una mayonesa, bastante aceite hasta llenar el recipiente(Imagen 4) (ojo, pues se puede cortar!!!!, hacerlo con mucho cuidado!!!)
  • Cuando tengamos el vaso hasta arriba, lo pondremos en el recipiente que vayamos a utilizar para servir junto los dos litros de agua. Rectificamos de sal y vinagre.
  • Si no está bastante frío para nuestro gusto, tan sólo añadiremos unos cubitos de hielo.
  • Se puede acompañar con trozos de manzana, uvas, etc…, todo a gustos.

8 comentarios:

Ivana dijo...

habrá que probarlo!!!
tomo nota! se ve fresquito!
besitos

Anónimo dijo...

Hola cariño!!,
que fresquito se ve ese plato. Nunca lo he probado, tomo nota. Besitos

MJ dijo...

Hola Ivana, pues tienes que probarlo! A mi lo que me gusta más son los "posos"..., mmmm, el masticar las almendras trituradas..., qué bueno!!!
Un beso!!

MJ dijo...

Hola Mari!
Pues deberías probarlo. Está delicioso y más fresquito, recién salido de la nevera... Pero no puedo abusar mucho de él!!!!! Por qué lo bueno siempre engorda???!
Besitos

María dijo...

Bonita historia. Rico rico el ajoblanco. Preciosa la canción de tu blog.

Un besote.

Tirado dijo...

Te voy a seguir allá donde vayas!!!!! Fantástico todo lo que escribes. Felicidades por tu nueva andadura, y no nos abandones!!!!!!!
Besazos.

MJ dijo...

Hola María. Quería algo tranquilo, suave... pero ya me estoy cansando, jajajaja Tanto agua, tanto río me relaja demasiado, jajaja
Besos
María josé

MJ dijo...

Eso espero Vane!!!!!!!!
que estés aquí cada vez que quieras y puedas... Un beso bien grande para la familia y espero que el inicio del curso te haya ido bien!
Besos
María josé